El que busca...
¿Qué
vas a hacer con tu vida? todo el mundo pregunta lo mismo.
Ya
estás trabajando, tienes un sueldo aceptable para tu edad, pero te sigues
sintiendo en el maldito limbo. Para empeorar las cosas, todos se están yendo a
hacer sus lindas maestrías, subiendo fotos de los hermosos y envidiables
lugares que están conociendo y el único paisaje que tú sigues conociendo, es el
corcho de tu puesto de trabajo y tus compañeros de oficina que de tanto verlos
ya te sabes cada una de sus mañas de memoria (y aunque algunos te molestan,
como esa carraspera interminable del chico de al lado, no hay nada que puedas
hacer para ponerle fin).
Por
otro lado, los que aún no se van, no paran de hablar de cómo va a ser irse, de
qué van a estudiar, de cómo eso va a complementar su sueño profesional y,
claro, de cómo ya quieren irse de sus casas, ser libres y pegarse un
“euro-trip” antes de empezar sus estudios o antes de regresar a casa de nuevo.
Entonces te das cuenta, de que no tienes ni euro-trip, ni destino, ni idea de
qué vas a estar haciendo de aquí a un año (además de seguir siendo tú).
A
veces piensas “Se acabó, me voy, me lanzaré y tomaré el riesgo, tengo que hacer
eso que me gusta, en lo que soy buena” te paras por un instante de tu puesto y
cuando te das cuenta, aún no sabes qué es eso; te vuelves a sentar, te pones lo
audífonos y sigues haciendo ese bendito reporte que lo empeora todo. De pronto,
ves cómo la gente empieza a encontrar su propósito y te asustas. Empieza la
peor parte: la ansiedad, la mordedera de dedos, las esporádicas crisis en las
que te haces bolita en tu sábana o te desmoronas con tus amigos o tu novio y te
ve llorando por media hora sin entender por qué, ya que en este punto ya solo
balbuceas, aunque en tu mente tienes clara la raíz de tu dolor y solo sigues
llorando hasta que se drenó el dolor, te puedes volver a sentar y le das una
tregua a tu mente (suspiro).
¿Quién
dijo que es fácil? Y mi papá, que sigue diciéndome que soy jovencita “23
añitos, sigues en pañales” “Tienes el mundo por delante” “ya quisiera yo vivir
en tu época” Pero realmente no entiende mi carrera y por más empático que sea
(y lo es), sigue metiendo el término “ingeniería” en lo que para él sería el
ideal de carrera y título en mi vida. No lo culpo, a mí me da miedo mi carrera
y lo que signifique para mi futuro seguir en ella.
Convencida
me he escuchado varias veces decir “lo que yo quiero es escribir” y bueno, por
eso estoy aquí y están aquí estas palabras, que por ahora, son ese escape que
tanto necesito y sé que las tendré conmigo por siempre. Entonces, tal vez estar
perdido no está tan mal, mientras encuentres alguna manera de encender una
pequeña luz de vez en cuando, todo lo que sea necesario para evitar que a la
larga cojas tu computadora la lances contra el piso, mientras vociferas alguna
frase de odio sin sentido, para luego estrellarla contra la ventana y muy
seguramente recibir una orden de despido de tú conveniente trabajo.
En
fin, hay que seguir buscando ¿no?
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