El hombre que vive en mi armario se siente feliz, me conoce más que a nadie y más que nadie. Escoge vestidos por mí, me da su aprobación y ...

Obsesión

14:39 Aynoa Morán 0 Comments

El hombre que vive en mi armario se siente feliz, me conoce más que a nadie y más que nadie. Escoge vestidos por mí, me da su aprobación y compartimos risas cuando hablamos de mis complejos.
De vez en cuando mientras lloro, pasa pañuelos por las ranuras para secar mis lágrimas y ya no me sorprende escucharlo sollozar conmigo, solo para hacerme compañía. Yo en agradecimiento dejo galletas con leche, que devora en cuestión de segundos y con desesperación. Cubre mis pies cuando están fríos, me ayuda a encontrar cosas que daba por desaparecidas y apaga las luces de mi cuarto cuando sin querer me quedo dormida sobre algún libro; el hombre que vive en mi armario me cuida todo el tiempo.
Conoce cada amor que ha pasado por mi vida y me cela sin sentido cuando en mi habitación los amo; en esos instantes es común que el ropero se venga abajo o que la madera emita crujidos de insatisfacción.

A veces se lleva cosas de recuerdo, primero fue un reloj; me dio gracia imaginármelo abrazándolo por las noches viendo la pequeña manecilla avanzar y contando los minutos hasta el amanecer. Luego se llevó unas cuantas camisetas que bajaba por las noches, asumo que para dormir con comodidad. 
Yo hice todo lo posible para liberarlo. Inventaba viajes laborales para dejarlo solo, incluso saqué la ropa del armario para alejar mi olor de su vida y que así empezara a habitar otro lugar. Mandé a renovar el clóset para subir su autoestima y cuando regresé mis atuendos a su “hogar”, los mezclé con ropa de otros hombres para que así comprendiera que no lo quería, pero ni así desistió de su objetivo.

Ahora desde aquí, veo que ya casi no queda ropa en mi cuarto. El hombre que vive en mi armario se llevó mi último vestido, cada par de zapatos, mis medias con encaje, mi ropa interior favorita y la que no me gusta tanto, mis bufandas de colores, las fotos de los amigos en el corcho, mis diarios, mis revistas de suscripción, todo. Escondida bajo mi cama escucho sus sigilosos pero ansiosos pasos; ahora viene por mí.

0 comentarios:

Shh… Haz silencio y no abras los ojos que ya mismo se va. Si nos encuentra, no hay vuelta atrás. Luego te caen los amores, lo desamores...

Escondite

18:32 Aynoa Morán 0 Comments

Shh…
Haz silencio y no abras los ojos que ya mismo se va.
Si nos encuentra, no hay vuelta atrás. Luego te caen los amores, lo desamores, las decepciones, los conflictos, las dudas, los miedos, el exceso de pensamiento, la gastritis y lo demás.
Mejor haz silencio y deja que se vaya, no sea que, por un un pequeño descuido, nos agarre la realidad.

0 comentarios:

Lo besó con tantas fuerzas que se hizo sapo. Lo guardó en su jardín junto a todos los otros, sumergida en la negación. Todos los lunes los ...

Sapos

15:12 Aynoa Morán 0 Comments

Lo besó con tantas fuerzas que se hizo sapo. Lo guardó en su jardín junto a todos los otros, sumergida en la negación. Todos los lunes los deja libres para que encuentren a su verdadero amor, mientras ella seguirá buscando el suyo en los labios de forasteros, que conquistados por sus encantos, le presten sus labios por un instante de infinita maldición. 

0 comentarios:

Siento en mi alma un dolor extraño, un dolor que se extiende, uno que no había sentido antes; un dolor que quiero aliviar, uno que me llena...

Un dolor compartido

22:54 Aynoa Morán 0 Comments

Siento en mi alma un dolor extraño, un dolor que se extiende, uno que no había sentido antes; un dolor que quiero aliviar, uno que me llena los ojos de lágrimas sin mucho esfuerzo, uno que no me quiero quitar de encima porque lo siento mío. Un dolor que aunque está en mi interior es compartido; el dolor de mi país, el dolor de muchos, y aunque hoy nos sumergimos en él, estamos dispuestos a luchar juntos para sanarlo.

Y me indigno, me indigno con los pocos que al poder no dan pie con bola, que se hacen un laberinto y que con soberbia no se dejan ayudar. Me indigno con los empresarios, que no pueden detener un día de trabajo, para hacer algo por los demás que tanto lo necesitan. Me indigno porque hoy cuando quise ir a dar una mano, me tocó trabajar, me tocó fingir que todo estaba bien y conversar. Me indigno por las ansias de algunos de lucrarse de esta tragedia, me indigno con todos ellos y me muerdo con ansias los dedos.

Y es ahora que hay que pararnos, que detener todo y ayudarnos, porque son muchas las cosas que puedes hacer para que salgamos de esta, ya sea que dones, seas voluntario o riegues la voz, lo importante es ser conscientes, darnos cuenta de lo que está pasando, abrir los ojos, los tuyos, los de todos, porque somos uno y es momento de trabajar en equipo para llegar a más.

Hay que seguir demostrando que esto es Ecuador, que aunque es un país pequeño está lleno de gente solidaria que lo hace enorme, gente dispuesta a poner el hombro, listos para dejarlo todo y dar. Porque aunque ningún país es perfecto, el mío sin duda no lo es, aquí estamos, preparados para dejar su nombre en alto, sin la ayuda de ninguna autoridad, ni de ostentosas demostraciones, solo un montón de manos y corazones, que con un dolor compartido han decidido ser más que grandes. 

0 comentarios:

No supo qué decir luego de tal suceso. Sus manos seguían nerviosas, sus ojos y su espina dorsal también. Ella lo empujó por las escaleras, ...

Impulso

17:35 Aynoa Morán 0 Comments

No supo qué decir luego de tal suceso. Sus manos seguían nerviosas, sus ojos y su espina dorsal también. Ella lo empujó por las escaleras, la culpabilidad le corroía la mente; ella lo empujó, era culpable y sin darse cuenta el gozo hallaba un poco de espacio dentro de tanta culpa. El alarido de muerte retumbaba en su cabeza y aunque sollozaba en la vida para los demás como una sensible inocente, una pequeña risa nacía en lo más profundo de su mente.

Un empujoncito bastó para darle a su acompañante el fin, uno por pura curiosidad; fue culpa de la vocecita malvada, de ese “Qué pasaría si…”, de ese mal inocente que nos habita.

No volverá a pasar, repetía en voz alta y con desespero; en su cabeza ya danzaba los dulces pasos de la victoria, lloraba entre risas, se lamentaba victoriosa.

No volverá a pasar, repetía en su interior y revivía el suceso, el impulso coqueto, con los gritos, el forcejeo y la sonrisa que se dibujó en su rostro luego del acto, esa de la que no le hablaría nunca a nadie, más que a su almohada de vez en cuando.

0 comentarios:

Cierras los ojos y la adrenalina se desborda de tu cuerpo, te tiembla hasta el dedo meñique, no te puedes concentrar; sigues pensando en l...

Adicciones

22:51 Aynoa Morán 0 Comments

Cierras los ojos y la adrenalina se desborda de tu cuerpo, te tiembla hasta el dedo meñique, no te puedes concentrar; sigues pensando en lo mucho que lo puedes disfrutar, pero al mismo tiempo pasan por tu mente todos los malos pensamientos: Los pesimistas, los oscuros, los cobardes, esos que te daban cuando sabías que tenías que contarle a tu papá sobre ese cero seis que te sacaste en estadística... Se te empapan las manos.

Te sueltas el pelo, te lo vuelves a recoger, ya no sabes qué es mejor para este momento; sudas frío, tienes calor, te desabotonas la blusa y empiezas a subir. El viento te da en la cara, estás lista para gritar ¿Y ese hormigueo en la panza? Ya no sabes bien hacia donde mirar. Juegas con tus manos que están libres, te las llevas al pelo, tratando de darle un orden a tanta rebeldía. Aumentan las ganas, el miedo, las expectativas, te sueltas el pelo y no hay nada mejor que dejarse llevar. Te ahogas en gritos; el éxtasis entra en tu mente, sale por tu boca. Sabes que ya mismo acaba, pero quieres hacerlo durar, lo disfrutas al máximo, te muerdes los labios, el vértigo desaparece, sabes que a partir de ahora todo es placer. 
Todo llega a su fin y la cabeza da vueltas, el corazón palpita indiscreto, eleva tus ansias, te deja intranquila. 
Piso firme, un pequeño descanso, y vamos de nuevo. Un nuevo tipo de adicción.
Después de todo, aunque subirse a un montaña rusa no es mejor que el sexo, siempre vale la pena probar.

0 comentarios:

Tengo a mi lado a un hombre que me ama, uno que me ama y al que yo amo, al que beso y miro para saber que lo tengo, al que palpo con los de...

Concomitancia

9:43 Aynoa Morán 1 Comments

Tengo a mi lado a un hombre que me ama, uno que me ama y al que yo amo, al que beso y miro para saber que lo tengo, al que palpo con los dedos, un hombre con el que encajo las manos para no perder el rumbo. Él duerme en silencio y lo admiro: Observo sus pómulos, su boca, su cara a medio rasurar, esa comisura que tanto me gusta besar y en la que descanso de beso en beso; imagino su voz que ya me sé de memoria, lo veo inerte, pero lo sé lleno de vida.
Me inclino hacia él y se adapta a mi cuerpo, a mi comodidad que ya conoce a diario.
Me acompaña, me sonríe, me discute y me regaña, este hombre que me ama me descifra completa cuando quiero permanecer enigma. Y se queda aquí, en mis locuras, mis tristezas y grandezas, toma respiros en mis histerias, suelta lágrimas en mis dudas. 
Ahora duerme y me hace pensar, pensar en que me ama, en que por mí no cambia: Crece. Crece para que estemos juntos, crece. Y aunque frunce el ceño, es feliz y yo lo observo hasta quedar dormida, dormida junto al hombre que me ama, este que yo amo y que se volvió mi vida.

1 comentarios:

Entonces estás a menos de dos semanas de ver a una de tus bandas favoritas de todo el mundo y sin previo aviso, sin que puedas tomarte un c...

Rock 'n' roll ain't gonna die!

16:33 Aynoa Morán 0 Comments

Entonces estás a menos de dos semanas de ver a una de tus bandas favoritas de todo el mundo y sin previo aviso, sin que puedas tomarte un calmante antes o por lo menos tener algo cerca que puedas golpear… cancelan el show. En tu mente ya tenías marcado el roadtrip, las visitas en esta nueva ciudad que conocerías y a todas las personas del concierto, que compartiendo tu pasión, gritarían “Thunder” acompañando a los legendarios Brian Johnson y Angus Young.
Justo cuando ya te habías hecho la idea, y habías visto mil veces los videos de los conciertos (de esos que ta dan escalofríos y sacan lágrimas de la emoción) justo en ese momento la vida da un giro drástico y te tumba todos los planes y los gritos, la piel de gallina, el roadtrip, la camiseta del tour, las lágrimas, todo.
Tomando un gran respiro de tranquilidad, te dices que hay que dejar que las cosas pasen, sí, es lo mejor; reflexionas, meditas y piensas que tal vez debes dejar de planear tanto cada cosa, porque aunque las ilusiones le suman chispa a tu vida, son también las que te dan los golpes más duros.
En este momento, estás en la transición de bajarte de tu nube de AC/DC, aceptar lo que pasó, y empezar a rogarle al cielo que Brian se mejore y que por lo que más quieran no consigan un cantante de reemplazo (y que si lo hacen por favor que te devuelvan tu dinero).
Pasas por la negación, quieres creer que no es cierto y que pronto anunciarán que se reanudan los conciertos y que todo va a estar bien, pero por desgracia esta idea se hace cada vez más distante, porque los días pasan y nada que anuncian alguna noticia o que hacen un posteo en redes o que se filtra de esa info que siempre se filtra en los sitios de internet.
Te das cuenta que el problema es que llegaste tarde a la adultez, o mejor dicho, a tener el poder el adquisitivo que te hubiese dejado ir a ver a la banda cuando todavía estaban todos jóvenes. Te das cuenta de que recién hoy que tienes 25, puedes meter la mano en tu bolsillo, estirar la tarjeta y acceder a un poco de todo eso que te gusta.

Por ahora solo queda prender nuestros ipods, poner AC/DC en shuffle y hacerle llegar a la banda todas nuestras buenas vibras y que sepan que pase lo que pase, ellos se quedarán con nosotros; que seguiremos tocando la guitarra en el aire, cantando con todo cada canción, bailando (sí, bailando), porque AC/DC te mueve hasta la última pestaña y gritando a todo pulmón: Rock 'n' roll ain't gonna die!

0 comentarios:

Mi nombre es Aynoa Morán, muchos me conocen como Noa o Moa, y el 95% de las personas que me conocen por primera vez me reciben tararean...

Bienvenue!

21:45 Aynoa Morán 0 Comments



Mi nombre es Aynoa Morán, muchos me conocen como Noa o Moa, y el 95% de las personas que me conocen por primera vez me reciben tarareando y cantando la famosa canción de Juan Gabriel "El Noa Noa" y aunque sea una canción ochentera y yo recién haya nacido en el 91, siento que llevo toda una vida atrapada bailando un loop infinito de esta canción. 
Soy escritora de alma y publicista la mayoría de mis días; aquí encontrarán un montón de escritos que intentan desahogar mi estrés rutinario y muchas otras historias sobre todo lo que me rodea e inspira.
Espero que se diviertan y que se vayan tarareando y bailando al ritmo del Noa Noa.

0 comentarios: