Entonces te abraza y te apartas del mundo, se abre una pequeña puertita que solo tú puedes ver, en la que entras y no quieres salir...

Abrazos

7:43 Aynoa Morán 0 Comments



Entonces te abraza y te apartas del mundo, se abre una pequeña puertita que solo tú puedes ver, en la que entras y no quieres salir nunca. 
Te vas perdiendo poco a poco en ese baño de sentimientos, ese cúmulo de emociones, te asfixias en olores del pasado, eres pasado, te conviertes en una pasa. Se vierten todos tus sentimientos y respiras puro anhelo. Te vibran los huesos que reclaman atravesar tu carne y salir, sentir más de cerca el apretujón que te contiene.
Lloras un poco, sabes a sal, te amargas añorando lo que dejaste atrás, en ese atrás lejano. Y te ahogas, en ese olor ajeno que te empalaga pero te guarda. Te da calor, sientes calor y de repente te quieres zafar. ¿Cuáles son las reglas aquí? El tiempo de duración, quién deja ir primero, cómo saber qué hacer en medio de tanta intimidad.
Sientes huesos que no sabías que existían unirse a los tuyos, eres un rompecabezas, pero no siempre encajas, para eso hace falta sentimiento, algo mutuo, atracción, algo pasional, ganas de arrancarlo todo y de conocer piel, o solo ganas, a secas, puras ganas.
Pero casi siempre te entregas en cada encuentro, das cada molécula de tu ser, activas cada músculo y comunicas todo, lo dices todo con el tacto, con el encuentro, abrazas con los brazos, pero también con el ombligo, con las caderas, con la pelvis y con el cuello, inhalas fuerte, retienes el aire y dejas ir. Porque siempre hay que dejar ir. Regresamos al vacío, nunca estamos completos. 
Merodeamos por el mundo hasta el siguiente acercamiento, hasta la próxima invitación, pretenderemos ser uno una vez más y así hasta la eternidad. 

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Duele, duele como punzadas que nadie te está dando, como un cuchillo que se incrusta en tu pecho una y otra vez, y piensas que es raro que...

(Des)ahogo

5:28 Aynoa Morán 0 Comments

Duele, duele como punzadas que nadie te está dando, como un cuchillo que se incrusta en tu pecho una y otra vez, y piensas que es raro que puedas hacer esa comparación porque nunca te han acuchillado, pero crees que si algún día lo hicieran dolería así. Pero tal vez esto es peor, porque aunque no existe duele, aunque no se materializa duele.
Un dolor punzante que se instala en tu pecho y que se queda ahí, y que cada vez que crees que lo has olvidado, vuelve, como arcadas que te arrancan las entrañas, vuelve, te habita, el dolor, se instala.
Lloras, intentando quedar vacía y seca como una pasa, lloras, pero es imposible, te duele la cara, los ojos, la vida. Las lágrimas te salen del pecho, las sientes, y sabes que aunque salen por tus ojos, es tu pecho el que se vacía, y ese vacío produce más llanto, eres agua infinita, agua dolorosa, un mar despiadado que te ahoga y te arrastra.
Ojos que se hinchan, te inflaman las ganas, la vida, una vida inflamada, a punto de reventar, pero no revienta, aprietas la cara, los ojos, el ceño, el alma, presionas y no revienta, se reprime y se queda y duele y se convierte en esa punzada latente que te aplasta el esternón, el tórax y de nuevo te acuchilla y sabes que pronto viene la arcada. La posición fetal que ayuda, pero que no calma, se convierte en tu cueva y se reinicia el dolor, a mitad de camino, cuando parecía que estaba a punto de expirar, vuelve a empezar. Punzada tras punzada, solo queda respirar.


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Me emocionan las cosas tontas, cosas tontas como leerte en alguna red social, pensar que todo lo que pones ahí va conmigo, que te guste...

Esa cosa que llamamos amar

13:32 Aynoa Morán 0 Comments


Me emocionan las cosas tontas, cosas tontas como leerte en alguna red social, pensar que todo lo que pones ahí va conmigo, que te guste esa canción que alguna vez a mí también me gustó, que te guste comer, porque qué coincidencia, a mí también me gusta comer. Y es que ser tonto está bueno de vez en cuando, ponernos en modo tonto, asentir a cada rato, querer impresionar, ponerse guapa, bailar al ritmo de lo que sea que te gusta bailar, beber de todo un poco, porque solo se vive una vez y qué lindo que te ves bebiendo lo que sea y que bailamos mal y que nos da igual. Me emociona que tu billetera combina con mi blusa favorita y sé que es el destino, juro que es el destino y si es que existe el destino (y creo que sí porque me lo dice la realidad) esto es: tú, yo, este encuentro, la combinación de nuestras cosas, nosotros somos el destino. Qué emoción, que justo nos vinimos a encontrar acá y ¿quién diría, no? y las cosas pasan por algo, lo sabemos, hay que dejar que todo fluya y todas esas frases clichés que obviamente aplican y nunca van mal. 
Nada va mal, si me gustas nada puede ir mal, me lanzo te beso, te guardo, te enseño, me hago la tonta, me olvido del lenguaje, aprendo uno nuevo, hablo tonterías, balbuceo, soy un bebé, soy un adulto, ¿qué soy? qué tonto todo esto, pienso, me arrepiento, pero te beso, no me arrepiento. Juego con fuego, corro con tijeras, como con las manos, rompo la regla de los 5 segundos y me como ese caramelo, rompo el espejo, abrazo al gato negro, abro el paraguas y luego pienso, (¿pienso?¿justifico?¿Le doy un sentido?) que esto es amor, amor verdadero y que nada puede salir tan mal.

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