Las visitas al aeropuerto
Tienes que estar preparado para entrar a un aeropuerto, porque una vez que estás adentro, tu susceptible humanidad está expuesta a todos los riesgos que conforman este complejo lugar, y en un solo segundo podrías verte atrapado en un laberinto emocional difícil de evitar.
Sin darte chance a nada, en medio de un bostezo, los aeropuertos te envuelven en su ambiente denso y te convierten en un curioso observador, en un intruso lejano, uno que inventa historias de todo lo que lo rodea, uno que hace hipótesis, asume, cuenta maletas, imagina su contenido y se divierte creando finales felices.
Y así sigues, sigues hasta que te olvidas de tu propia vida y te sumerges completamente en otra, te olvidas, te desorientas y pierdes la razón, caminas por el aeropuerto por horas, días, semanas sin rumbo alguno. Y cuando por fin encuentras la puerta, sales a la calle perdido en tu nuevo mundo; inicias otra vida sin recordar la que dejas atrás.
Si lees esto a tiempo asegúrate de estar preparado, guarda en tu bolsillo una notita para que los que te encuentren por las calles, puedan devolverte a tu hogar en caso de extravío.
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