Tienes que estar preparado para entrar a un aeropuerto, porque una vez que estás adentro, tu susceptible humanidad está expuesta a to...

Las visitas al aeropuerto

18:15 Aynoa Morán 0 Comments




Tienes que estar preparado para entrar a un aeropuerto, porque una vez que estás adentro, tu susceptible humanidad está expuesta a todos los riesgos que conforman este complejo lugar, y en un solo segundo podrías verte atrapado en un laberinto emocional difícil de evitar.

Sin darte chance a nada, en medio de un bostezo, los aeropuertos te envuelven en su ambiente denso y te convierten en un curioso observador, en un intruso lejano, uno que inventa historias de todo lo que lo rodea, uno que hace hipótesis, asume, cuenta maletas, imagina su contenido y se divierte creando finales felices.
Y así sigues, sigues hasta que te olvidas de tu propia vida y te sumerges completamente en otra, te olvidas, te desorientas y pierdes la razón, caminas por el aeropuerto por horas, días, semanas sin rumbo alguno. Y cuando por fin encuentras la puerta, sales a la calle perdido en tu nuevo mundo; inicias otra vida sin recordar la que dejas atrás. 

Si lees esto a tiempo asegúrate de estar preparado, guarda en tu bolsillo una notita para que los que te encuentren por las calles, puedan devolverte a tu hogar en caso de extravío. 

0 comentarios:

Te vi entrando al avión con tus maletas de cuero verde con listón concho de vino que seguramente utilizas para evitar extravíos, vi las ven...

Vuelo

12:21 Aynoa Morán 0 Comments

Te vi entrando al avión con tus maletas de cuero verde con listón concho de vino que seguramente utilizas para evitar extravíos, vi las venas brotadas de tus brazos, tu espalda ancha y esos brazos blancos acompañados por los vellos que me saludaron al pasar. Te desnudé con la mente y descubrí ese pequeño tatuaje que te hiciste en el omóplato izquierdo, ese mar de lunares que se esparcen por tu espalda baja y tu cuello infinito color a miel que en en solo un instante moría por devorar. Vi en tus ojos preocupación, angustia, desespero, seguramente viajabas por negocios y algo no andaba muy bien, imaginé que ponía mi mano sobre la tuya y que te besaba lento el ceño fruncido, invitándote luego a mi boca para saborear la tranquilidad. Escuché tus ronquidos leves desde mi asiento, me asomé a ver tu boca entreabierta y ese iPod que seguía sonando con el playlist que armaste especialmente para el viaje. 

Te vi escoger Lasagna en lugar de lomo a las finas hiervas y me reí al descubrir que tenemos eso y más en común. Percibí el aroma de tu cuerpo y me imaginé acostada sobre tu pecho planeando un futuro irreal. Lamí en el aire tus labios, hurgué tus pensamientos, inventé tus miedos, compartí tus incomodidades y tus ruegos, hasta que te vi marcharte hacia tu vida.
Te recordaré al ver este pasillo angosto y el asiento 15B desocupado, o al menos hasta que salga el próximo vuelo y me traiga otro nuevo amor pasajero.

0 comentarios: