Te agarro del pelo, te dejas llevar, se me escurren tus mechas entre los dedos y mi tacto termina por encontrarse con tu nuca. Estás tibi...

Clímax

11:04 Aynoa Morán 0 Comments


Te agarro del pelo, te dejas llevar, se me escurren tus mechas entre los dedos y mi tacto termina por encontrarse con tu nuca. Estás tibia, hueles a Jazmín, no es de mi completo agrado, pero igual escojo hundirme en ese hedor una vez más. Te muerdo los senos blandos, me encuentro con tu ombligo y me despido. Siempre te gustó el silencio y a mí que calles.
Te tiro hacia atrás, te uno a mi cuerpo y te deslizas ligera, entrando a la oscuridad. Te manipulo con furia, se me estremecen los brazos, dejo correr el sudor y se me brotan las incómodas venas.
Jadeo, subo la cremallera, no te miro a los ojos, pero me inclino para encontrarte fría esta vez. Te observo extasiado mientras tu cuerpo se une con la tierra. Envidio a ese plástico que te envuelve ahora.

Aunque quisiera prolongar este encuentro, se ma hace tarde; él debe estarte esperando en aquel restaurant y claro, seré yo quien lleve tu mensaje.

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Cuando tomas la pluma de otra persona, tomas sus recuerdos, sus deseos y te conectas con sus auténticos sentimientos. El propietario or...

Pura coincidencia

10:22 Aynoa Morán 0 Comments


Cuando tomas la pluma de otra persona, tomas sus recuerdos, sus deseos y te conectas con sus auténticos sentimientos.
El propietario original, donde sea que se encuentre, nota casi de manera inmediata, que alguien ha empezado a explorar su mente, pero con tranquilidad lo acepta, ya que como es bien sabido, cada pluma trae sus instrucciones y condiciones de empleo talladas con letras muy chiquitas, en las que claramente se especifica que al estrenarla se depositarán en ella las vivencias de su portador. La mayoría de las veces estas son ignoradas por los usuarios, lo que ocasiona descontentos e inconformidad. Los pocos que las leen con parsimonia, tratan de ser cuidadosos y nunca: extraviar, prestar, regalar u olvidar sus tan preciados bolígrafos.
Es así entonces, que cada vez que una pluma llega a manos de un escritor diferente (ya sea por accidente, extravío o hurto), se pueden llegar a generar varias historias inspiradas en la vida de su antiguo dueño. Línea tras línea, en una ráfaga inconsciente de inspiración lingüística, los nuevos propietarios plasman en el papel la vida ajena; la adornan con ficciones, romances o aventuras fantásticas.

De vez en cuando los dueños originales se pierden dentro de uno de estos relatos, cuya historia pareciera narrar la suya; en ese momento no se acuerdan de sus perdidas plumas, ni de las instrucciones, ni de que las coincidencias en este mundo, no suelen ser simples coincidencias.

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Son las 4:30pm, aplasto con calma el botón que llama al ascensor y espero. La cita con el Dr. fue exactamente lo que pensé: yo lleno de...

La espera

10:21 Aynoa Morán 1 Comments


Son las 4:30pm, aplasto con calma el botón que llama al ascensor y espero. La cita con el Dr. fue exactamente lo que pensé: yo lleno de dudas recibiría el paquete con los resultados de los exámenes de la semana pasada y él con cara de "ya le dije todo lo que sé" apretaría su sudorosa mano contra la mía, mientras esperaba el pago acordado. Ahora sigo aquí, 1 mes después de empezado este trámite de pruebas de salud, con las mismas preguntas sin respuestas, pero con un montón de dinero menos en la cuenta del banco.
Me acuerdo que todo empezó como un malestar en la espalda, que ahora después de todas estas citas con doctores que probablemente no vuelva a ver en mi vida, se convirtió en una posible bronquitis crónica, y el maldito dolor que no se va, no se va y no se va, me recuerda que todo ha sido en vano. What a drag it is getting old, indeed.
4:33pm marca el reloj en mi muñeca, espero al borde del balcón central del piso 15 de algún edificio del centro de la ciudad, no tengo que regresar a la oficina, pero pienso en el trabajo como siempre y me martirizo ¿Qué va a pasar con el informe de Zapata? ¿Será que dejan aprobado el presupuesto del nuevo año? ¿Habrá descubierto Elsie, al canalla que se coge mi taza todos los días y la deja sucia sobre el mesón? La verdad es que no quiero volver nunca. 4:35pm, hasta las cinco atienden en el consultorio del doctor que por fin me dará alguna respuesta a mis múltiples dolores. Necesito por lo menos 15 min para llegar, estacionarme y entrar, 17 minutos si es que me detiene en la puerta el guardia que me pedirá mi documentación, para luego informarle a la recepcionista que le avise al doctor que ya estoy afuera: cuánta vaina, cuánta espera ¿y el bendito ascensor dónde está?

4:37pm algo debe estar mal, esto nunca me había sucedido antes. Lorena me debe estar esperando impaciente en el carro, tal vez cree que me voy a desaparecer de nuevo y ahora que acabamos de salir de esta crisis y que ya hace tiempo que no juego las cartas o que ella se muerde los dedos de las manos por la ansiedad que le ocasionaba nuestra relación, seguramente se está mordiendo los dedos y me está maldiciendo por eso ¿Por qué no ha bajado ya? Son 15 pisos Lorena, tengo que esperar al ascensor ¿es acaso que por una espera vas a mandar abajo todo lo que hemos conseguido?
Se me parte de espalda y ya marcan las 4:38pm, voy a tener que ignorar al guardia y decirle a Lorena que no entre conmigo al consultorio, que se quede en doble fila o que busque un parqueo no tan lejos, uno que no sea cerca de los árboles porque después se caen las hojas sobre el carro y luego es a mí al que me toca mandarlo a lavar y qué estrés toda esa situación.
Seguramente no llega el ascensor porque algo malo pasó, o tal vez no ha pasado tanto tiempo y es mi reloj el que tiene un defecto y en lugar de avanzar en segundos, avanza en minutos y realmente solo han pasado 10 segundos desde que empezó la espera...
4:40pm esto ya no tiene sentido, me voy por las escaleras, ya no puedo esperar más. Aunque me demore otros 10 min adicionales y luego tenga que rogarle a esa secretaria que me deje pasar a ver al Doctor y... ¿Cómo no lo vi venir? Cerradas las escaleras, no me queda más que seguir esperando ¿Por qué no hay aire acondicionado en este piso? Estoy sudando y se me resbalan las manos contra la baranda del balcón interno, seguramente Lorena ya se fue, me dejó aquí y está camino a casa, detestándome... pues yo también te odio mujerzuela ¡y no me he olvidado de lo que hiciste ese día en el que dañaste todo!
Mi vida se resume a esta espera, a estos pensamientos a este instante. Yo no pedí envejecer, o casarme o trabajar detrás de un escritorio por un sueldo que da pena, yo no pedí que se averiara el ascensor.


4:45pm veo hacia abajo desde el balcón interno y me acuerdo del vértigo, de la niñez, de los raspones, de las montañas rusas, de los primeros besos, de esa novia, del pollo en salsa de mi mamá, de los pelotazos en las gafas, de las caídas de las resbaladera, de las caídas libres, de dejarse caer; como ahora me dejo caer y se vuelan los exámenes y los problemas y Lorena, se vuela todo, la taza sucia y los dolores. Pesa el cuerpo, se deja llevar y se prepara para el impacto final y el final de la espera, la maldita espera, de un ascensor que nunca llegará, de una vida que exigía un buen final. Pum.

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Me doy vueltas en la cama pensando en la humanidad, en toda la humanidad, en este planeta lleno de humanidad. Y yo que soy parte de la human...

Insomnio

16:50 Aynoa Morán 0 Comments

Me doy vueltas en la cama pensando en la humanidad, en toda la humanidad, en este planeta lleno de humanidad. Y yo que soy parte de la humanidad, ya no me soporto.

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Tengo ganas de todo y tengo ganas de nada. Ese es el current mood de los jóvenes y jóvenes adultos de nuestra sociedad; listos para comerse...

Intenciones

14:20 Aynoa Morán 0 Comments

Tengo ganas de todo y tengo ganas de nada. Ese es el current mood de los jóvenes y jóvenes adultos de nuestra sociedad; listos para comerse al mundo, pero con demasiada pereza como para hacerlo realidad. Es feo cuando te das cuenta que te has dejado atrapar por este estado y muchas veces no ves que estás sumergido en él, y es que la rutina está matando tus ganas. 
De vez en cuando te entra, un espasmo esporádico, una recarga de motivación y llegas a ver las cosas más claras, en cuestión de cinco minutos organiza tu ideas, te das un poco de esperanzas y sientes que saliste a flote, lejos del resto de personas que se sigue hundiendo en la zona de confort.
Tienes que intentar aferrarte a ese sentimiento, porque la frecuencia con la que se aparecerá de ahora en adelante, dependerá de cómo aproveches cada una de estas recargas. Atesóralo y no lo dejes ir, guárdalo en un cajita en tu subconsciente y visítalo de vez en cuando, para que crezca como una linda flor. Al final, tendrás un jardín completo de ganas y entonces nada podrá pararte.
Pero ten cuidado, un exceso de acumulación de “intenciones”, pueden quedarse en la nada; luego  de una cantidad prudente de episodios motivacionales, deberás pararte (o sentarte, dependiendo de lo que sea que quieres lograr) y empezar a hacerlo realidad, caso contrario todo quedará como un bonito sentimiento que pudo ser.

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Vivo en Guayaquil, ciudad reconocida por su intenso calor y matadora humedad. Hasta los 18 años me tocó compartir cuarto con una de mis he...

Ventilador

15:24 Aynoa Morán 0 Comments

Vivo en Guayaquil, ciudad reconocida por su intenso calor y matadora humedad. Hasta los 18 años me tocó compartir cuarto con una de mis hermanas, teníamos dos camas, un televisor, una enorme ventana que daba a la cuadra de nuestro barrio y nuestro mejor amigo (sí, antes que el televisor) el ventilador.

Toda la vida tuve un ventilador de techo, de esos que son color café y le dan un aspecto vintage a tu cuarto (parecen haber sido sacados de la casa de tu abuelita), a pesar de que no lo quieras así. Con mi ventilador, aprendí algunas cosas; por ejemplo a ser precavida. Con lo mucho que nos gustaba a mi y a mis hermanas jugar paradas sobre la cama, algunas veces vi cómo las duras y maderadas aspas de mi amigo golpearon sus cabezas y las hicieron llorar como tontas. Yo, aunque soy la más pequeña en estatura de las tres, no volví a pararme sin antes asegurar que mi cabeza quedara lejos y segura.

Aprendí a valorar la limpieza de la casa, puesto que cuando el calor llegaba a un nivel insoportable, no había mejor spot que el piso. Como se convirtió en una costumbre pasar horas echada en él, me preocupaba por mantenerlo reluciente y libre de futuros detonantes de alergias. 
Es que, repito, no hay nada mejor que acostare en el piso; poder sentir cómo tu perro se pone a tu lado, que te pega una esporádica lamida y que se duerme contigo sobre el frío de la cerámica. Te concentras, te concentras tanto en ya no tener calor, que se te despeja la mente; es una ironía muy tonta, pero cierta. 

Aprendí a ser responsable. Siempre que alguna de mis hermanas o yo dejábamos prendido el ventilador cuando nos íbamos del cuarto, mis padres me retaban como si estuviese incendiando la casa. Frases como: “inconsciente”, “no te importa nuestro esfuerzo”, “como tú no recibes las planillas” eran parte del día a día. Luego entre nosotras nos recordábamos apagarlos para evadir el sermón. 

Aprendí a no rendirme nunca y ser recursiva ¿han visto lo inalcanzables que son las tiritas del ventilador? para una persona de mi estatura, (que es promedio para nuestra población femenina) es casi imposible solo estirar la mano y poder regular su velocidad o encender la luz. Entonces cambiaba de estrategias para llegar a ellas; me ponía los tacos de mi mamá, o bajaba a ver el banquito de la cocina o practicaba saltando (esta siendo la menos recomendable, ya que me podía caer o hacer que el ventilador e venga abajo), así me las arreglé hasta hoy y me ha ido bien.

Hoy, que el 60% de mis horas las paso fuera de casa, ya sea por el trabajo o por las tan anhelada  salidas de vida social; hoy que tengo 23 años y que nos mudamos a otra casa, mis padres decidieron que era hora de poner un aire en mi cuarto. Creo que adaptarme va a ser difícil, mi mente está tan no acostumbrada a tener este artefacto enfriador, que ya me he encontrado varias  veces muriendo de calor y no acordándome de su existencia. 
Pero cuando me acuerdo, es divertido sentir un poco de poder, porque creo que en Guayaquil controlar el frío te da poder y cuando tengo el control en la mano, es como estar en una película. 

El ventilador viejo y tan familiar sigue en el techo de mi cuarto, supongo que un poco molesto al ver ese moderno aire junto a él, pero sabe que sigue siendo indispensable y sabe que para mí, más que un ventilador es un amigo.

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Siempre pienso que mi cabeza es un laberinto; me tranquilizo creyendo que todo laberinto tiene una salida, que solo tienes que saber guiar...

Kamikaze

12:56 Aynoa Morán 0 Comments

Siempre pienso que mi cabeza es un laberinto; me tranquilizo creyendo que todo laberinto tiene una salida, que solo tienes que saber guiarte, confiar en tus instintos y podrás descifrarlo para alcanzar la libertad. Luego me doy cuenta que tal vez no es un laberinto, tal vez solo está en modo “espejismo”, uno que te sigue vendiendo que algún momento alcanzarás eso que tanto añoras, pero muy al fondo sabes que realmente no hay forma de que pase y seguirás luchando por llegar a ese paraíso que no existe. Regreso a la teoría del laberinto, que luce más atractiva y me da un poco más de esperanzas para seguir adelante; en seguida me fijo que mi mente, muy  audaz se ha encargado de que el laberinto esté en continua construcción, evolucionando la dificultad para encontrar la salida, lo que hace que la hipótesis del espejismo vuelva a aparecer y a no sonar  tan orate como parecía.
Es entonces cuando me doy cuenta (o creo darme cuenta), que lo que pasa es que mi mente no es mi mente, es la mente de un kamikaze que busca repetidamente formas de auto mutilarse, para dejar este mundo de una manera heroica o por lo menos memorable. Solo basta que de cierta manera alcance un estado de paz, para que entre en alerta y vuelva a crear un sentimiento de auto destrucción, que lleve todo al borde de una nueva crisis.
Y es que el estado de crisis puede llegar a ser tan placentero; te sumerge, te ahoga, te envuelve y cuando intentas salir te encuentra y te seduce.

Siempre pienso que mi cabeza es un laberinto, luego me acuerdo de lo complicado que es pensar en eso y prefiero evadir el tema y seguir discutiendo sobre alguna cosa sin sentido en el mundo real.

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